No se si la decepción llega de pronto o se ha ido acumulando entre mis entrañas incrédulas. No, no lo creo, mi corazón de cruz roja no se ha manchado de soborno, de abuso de autoridad, ni de pesimismo o ahogo; mi espíritu altruista tampoco se ha desvanecido, sigue en pie, sigue en lucha contra las batallas personales y de vida sin esperanza o planes al futuro. Mi camiseta, camisola, pantalón camuflajeado con sendas rayas reflejantes, mi holster, mi navaja o mi guantera siguen limpios sin corrupción, sin atavismos y sin conveniencias...pero la gente cambia, los valores de las personas se acomodan y se convierten en amenazas del corazón y del buen andar.
La Cruz Roja Mexicana no se merece eso, los cuarteles no se lo merecen, las ambulancias no lo merecen tampoco y el altruismo menos. Apenas el sábado comprendi los porques de muchos problemas que aquejan los dentros de la benemérita institucion, los dolores que le damos a Henry Dunant que seguro se revuelca en su tumba si es que quedan restos de él, la batalla de Solferino quedo en el olvido...algunas personas no pueden separar su desmadre social de la cruz roja.
Jamas me vi en tan triste situación, nunca podría lastimar así mi uniforme, no tiene mas caso ver a esa gente haciendo semejante cuadro de deplorable dolo y humillación. Miserables pues algunos pinches remunerados que no deberían traer en su camisola el sector de VOLUNTARIOS porque no lo son, no saben que significa dar la vida por nada, no entienden lo que significa pertenecer a la cruz roja, ellos solo ven el cheque quincenal y los bonos. Malditos y pobres sean pues, algunos de ellos que lamentablemente solo buscan trabajar en donde se les de trabajo.
Solo deben tener en la mente que la Cruz Roja es mas que eso, mas que todo en la vida de un verdadero voluntario.
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