lunes, 8 de febrero de 2010

ya entre a la juventud adulta

Tengo en mente muchas cosas, ayer analizaba el caso de la amistad en adultos o jóvenes adultos, en donde el objetivo primordial es pasarla bien y volver al ambigu de vivencias individuales; llamese matrimonio, homosexualidad, lesbianismo, adicción a drogas o alcohol, soledad y depresión. Y no es de sorprender que en esas reuniones lo que abunda es la pretensión de una pesades mental que da risa, una mezcla ínfima de recuerdos atormentados en nuestra cabal mentalidad de que podemos hacer lo queramos: nada mas fuera de la realidad que eso.
Regresamos sin querer volver, sin extrañar, sin recordar siquiera de lo que se hablo. Esto, tal vez, por la asimilación agresiva de alcohol o drogas. Recordar es parte de un sistema emocional fallido que solo se activa cuando regresas a ese par de horas, a veces en semanas y otras veces en meses.
No recuerdo yo estar en reuniones de adolescentes, donde no hubiera un exquisito olor a presunción, egolatría, belleza desconocida, faldas cortitas, bebidas alcohólicas con medio litro de refresco de cola revueltos en 2 ml de la mejor bebida que en ese momento puede ser Bacardi o cualquier bebida nacional mexicana de poca denominación. No tengo un retrato fiel en donde no hubieran corazones rotos, complejos de nueva generación, absurdos momentos que de adulto no querrás recordar y de hecho no son tema de conversación.
Hoy en día las reuniones de adolescentes tiene el mismo matiz pero con dolo. Hoy aparte de los datos mencionados, se incluye el sexo desmedido de una prematura juventud que si bien a uno les conviene a otras les toca pagar los trastos rotos si el conteo calenturiento no sale del todo bien. ¿Cual es la diferencia de los jóvenes adultos? Bah, ninguna. en el fondo seguimos teniendo ese aire infantil al tratar de ser lo que nunca en las fiestas de ñoños fuimos.
Bueno, tendré que aceptar el hecho de que también me ocurre a mi pues tengo sangre Vulcan con humana. Ah y sigo siendo el que llegaba a organizar a mi modo la fiesta o el convebio.

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