miércoles, 16 de diciembre de 2009

un cabrito como yo...

Todavía recuerdo mi primer día de "borracho", hace como 11 años ya ese día. Recuerdo la invitación para ver al día siguiente un partido de no-se-que selección contra la mexicana (eso no era realmente importante) sino la carne para asar, la salsa, el numero de tortillas y los 40 cartones de cerveza (no recuerdo si victorias o coronas de media) que hicieron efecto en mi estructura física al contar 3; nunca había bebido alcohol. El resto es historia: un incesante festejo hizo de esa noche la mas loca de las que hubiera podido poder tener hasta ese momento.
Cada año hizo de la bebida algo mas trascendental, aunque eran días de decision y trabajo, mucho trabajo.
Salí de la preparatoria y me incorpore al mundo laboral que en ese momento no contrataría a un puberto para manejar el alma de la empresa: un portentisisisimo horno deshidratador de 25 mts de largo PERO por mis características extra terricolas lo operé, manejé, usé por 1 año ganando una fortuna para mis 18 años: 1000 pesotes la semana. Esos fueron fines de semana excelsos con la bebida a un lado.
Decidí estudiar la carrera profesional porque no quería verme como mis colegas que tenían AÑOS laborando en la empresa siempre de calderistas, molineros, pileros, empacadores y analistas químicos. El despedirme de gente tan fina fue un momento que ameritaba terminar casi 50 cartones de cerveza pequeñita pero tronadora. Una vez ahí, mi objetivo era terminar y pase casi 2 años de sobriedad efímera pues de vez en cuando me tomaba una o dos cervezas máximo. Trabajaba en vacaciones, iba a la cruz roja, escuchaba música en inglés y francés pues me convenía.
Algo sucedió en mi vida que ya no recuerdo, transformo mi vida académica, pues empecé a tomar y tomar y tomar...creo que era la corriente amiguera que me hacia sentir bien: el Rodeo, Agua Fría, las Parotas, Priscila, Pary la puerquera, el Ejecutivo, los Ciruelos, la Academia, don Comalon, la casa de Alondra, la casa de Chuy el Mugroso, la casa de Jimmy, la casa de Juana la Borracha, el taller de shu-shu, en la bati-cueva, atras de la facultad de lenguas, en la plaza de san Francisco, allá por la calle Madero afuera de la disco Olimpus, el rancho de Rambo allá por Chiapa en dirección al volcán, la casa de Nidia, la casa de quien-sabe-quien si hablaran contarían mas de lo que puedo recordar pues la cerveza tomo control de mi vida 5 días a la semana 16 horas al día. El sábado y domingo eran de trabajo y novia, no hubo alcohol, no había nada que alterara esos dias mi destino.
Me gradué felizmente y seguí con mi rol personal, novia, trabajo de "panadero" y nada de alcohol, seguía escuchando música en inglés y francés ya solo me gustan y las amo. pero aparecieron otros géneros que transforman mi deseo cervezino: los invasores, los cardenales, ramón ayala, cornelio reyna, jose alfredo, vicente fernandez que, cosa rara, al escucharlas vuelan mis recuerdos de 11 años anteriores que me hacen agradecer a todo el montón de personas que se acercaron a invitarme una cahuama o para aconsejarme dejar el vicio.
HOY, 11 años después, consumo alcohol a moderación porque me ha llevado, ese estilo de vida, dos veces al quirofano con rehabiltaciones incomodas. Pero no dejo de recordar que mi vida ha sido muy chingona y que cuando sea tiempo, mi hijo sabrá que tiene un padre que entenderá sus desmadres, sus deseos de vida y desmadre, sus depresiones, sus alegrías y tristeza porque como un hombre de vida como yo, le negaría la música estruendosa, los pantalones acampanados, el pelo largo, el arete, el cigarro, el poder y la gloria de ser hombre y caballero con las nenas que de seguro mi pequeño cachetoncito hará cuenta con enormes ojos y cabello negro, ceja templada, piel blanca y altura nada despreciable de 1.78 cms, espalda ancha y cintura reducida y menos, mucho menos con un papá como yo. Ah y una mamá como mi esposa...ji ji ji ji

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