Con la facilidad de un baile que a ciencia cierta no es mas que una representacion de nuestra tonteria etilica. Casi 450 pesos en 1 hr (tiempo que escasamente se ganan algunos 12 pesos, multiplicaos) fueron pagados sin ton ni son a la belleza que sin pensarlo, al momento de despedirla, dirigiose a otra mesa donde le eran requeridos sus servicios.
Como era de esperarse, mi amigo no supo lo que pasaba con certeza; él consideraba que tratar bien a una mujer por el solo hecho de ser mujer es el acuerdo que toda bailarina de un congal se merece. Ella debiera considerar que no somos ricos y cobrarnos menos. Ja ja ja. No estoy pensando en tratar a las mujeres que trabajan en botaneros como objetos (cof-cof) si no que estoy en total desacuerdo con gastar toneladas de dinero en 1 o 2 hrs con las desgraciadas quienes en cada "cuba" tratan de proveer caricias y movimientos lascivos con ropas verdaderamente provocativas...el limbo del infierno mismo.
La musica obvio que ayuda a disipar todo restriccion economica y preferimos cooperar dos cubas cada uno. Mi carnal pensaba y pensaba en la majestuosa forma femenina que nos bailaba al compra de bon bon americano y buscaba en su interior la respuesta a si nos daria su telefono celular. No podria creerlo hasta que mis inteligentes ojos lo ayudaron: no le permitiria a la insoluta dejarnos limpios. Mi entrenamiento, mis canas envueltas en pelo negro me dan vitalidad y experiencia como para permitir tal atropello. Con una señal de mi mano en sobre mi cuello de izquierda a derecha le deje ver que era momento de decirle G R A C I A S por nada. Solo hasta ese momento mi amigo reacciono, salio de su hipnotismo de 400 pesos, se libero de semejante delirio y con numero de celular guardado en la tarjeta SIM.
Él mismo se dijo: hijaeputa! falta que no sea su numero. ¿Que sucedio aqui? su cartera con la cantidad de 2100 pesos fue deliciosamente ultrajada. No lo podia creer pues su idea de pagar por un bailecito no le convenia en absoluto, lo odiaba sobremanera. Pero ya estaba hecho el daño.
Caimos, embrujados, hipn0tizados e idiotizados por su sensualidad de 400 pesos sin retorno o sin animos de ofender. Nos habiamos prometido jamas caer en eso pero sucumbimos. ¿Donde esta mi sentido comun?
Hemos empezado de nuevo la promesa de nunca caer en esa red botanera.
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